Nos movilizamos junt@s camino a Río+20 y más allá

Por nuestros derechos y los derechos de la Naturaleza, contra la mercantilización de la vida y el reverdecimiento del capitalismo

Nosotr@s, organizaciones, redes y movimientos sociales, que estamos implicados en la construcción de la Cumbre de los Pueblos por Justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y la naturaleza y en defensa de los bienes comunes, que se realizará en Río de Janeiro, Brasil, del 18 al 23 de junio de 2012, ante el desarrollo simultáneo y en esa misma ciudad, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable (Rio+20), hacemos un llamado a la movilización y coordinación de las luchas a lo largo y ancho del planeta.

Para garantizar que se cumpla con el derecho de todos los pueblos, especialmente aquellos más vulnerables, a tener acceso al agua, alimentos, energía, tierra, semillas, territorios, y medios de vida dignos, y para reivindicar los Derechos de la Madre Tierra. Estamos construyendo junt@s, como actividad de este proceso de articulación, la Asamblea permanente de los Pueblos, a realizarse en Río+20.Esta asamblea, tendrá el desafío hacer oír la voz de las mujeres y hombres, jóvenes y mayores, que día a día están resistiendo el avance de un modelo de desarrollo por definición no sustentable, cuya inhumanidad depredadora va buscando someter cada aspecto de la vida a la acción del mercado, anteponiendo siempre las ganancias de unos pocos al buen vivir del conjunto, mientras simultáneamente intenta asumir un rostro cada vez más “verde” detrás del cual esconderse.

Fue durante la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río en 1992 – la llamada Cumbre de la Tierra, o Eco’92 -, que una movilización social casi sin precedentes frente a una cita de los estados vio nacer, entre otras cosas, la Convención sobre Diversidad Biológica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Son los principios fundantes de esa Convención sobre Cambio Climático – la responsabilidad histórica de los países industrializados por el cambio climático, la deuda ecológica y climática, y por ende las responsabilidades comunes pero diferenciadas para su tratamiento – que sufren hoy como nunca los embates del capital más concentrado en su intento de convertir la vida en una mercancía al servicio de sus ganancias. Luego de los retrocesos marcados en las negociaciones climáticas de Copenhague (2009) y Cancún (2010), no hay motivo para esperar resultados menos decepcionantes de la COP17 en Durban (del 28 de noviembre al 9 de diciembre de 2011). También luego de la COP10 de la Convención de Diversidad Biológica en Nagoya (2010), la mercantilización de la Naturaleza pasó a tener lugar central ante la proposición de los llamados mecanismos financieros innovadores que copian la misma lógica de los fallidos mercados de carbono.

Pero fue también en Río’92 cuando ya el mundo corporativo empezó a levantar la bandera del “desarrollo sustentable”, pues había posibilidad de convertirlo en un buen negocio. Ese mismo concepto, complementado en Río+10 por el de “responsabilidad social corporativa” y subvertido hasta la médula por la simultánea apertura y desregulación neoliberal y la financiarización globalizada de la economía capitalista hegemónica, hoy provocan estragos en la vida de los pueblos y del planeta, y amenazan con impactos aún peores. Y es esta agenda que se profundiza a través de mecanismos y políticas de ajuste estructural de la llamada “economía verde”. Tal cual como la agenda neoliberal de privatizaciones de servicios públicos en los 90, viene a liberalizar la Naturaleza y su acceso por parte de los mercados, dividiéndola en componentes -como el carbono, la biodiversidad o los servicios ambientales- para generar al mismo tiempo títulos de especulación financiera, el control corporativo, la pérdida de soberanía alimentaria y el vaciamiento de los territorios.

Ante esta realidad, precisamos convertir Río+20 en un proceso mundial de fuerte movilización, que confronte la realidad de un sistema de muerte que busca perpetuarse a cualquier costo y fortalezca las luchas y resistencias por nuestra sobrevivencia a través de la construcción de alternativas no-capitalistas como la soberanía alimentaria. La continuidad y la profundidad de las actuales crisis, su carácter sistémico y cada vez más militarizado y violento, la falta de respuestas adecuadas por parte de la mayoría de los gobiernos y el secuestro de los procesos de negociación multilateral por parte de los intereses geopolíticos y corporativos, van marcando con una necesaria urgencia la construcción de este espacio propio, plural, democrático y autónomo, con un mensaje contundente y logros concretos capaz de constituirse no solo en caja de resonancia de nuestras denuncias y demandas sino también en multiplicador de nuestra creatividad y fortalezas, nuestra solidaridad y esperanza.

Frente a la enorme fiesta de las falsas soluciones que están preparando para Río+20 las grandes corporaciones, los bancos y entidades financieras internacionales y los gobiernos cómplices, con el fin de consolidar un capitalismo reverdecido como única respuesta ante las múltiples crisis por ellos mismos desatadas – crisis económica, ecológica, alimentaria, energética, democrática, climática, de derechos, de género, en fin, crisis civilizatoria-, la Cumbre de los Pueblos tendrá el desafío de hilvanar y visibilizar las verdaderas soluciones que desde los pueblos se vienen construyendo, en el campo, en los bosques, en las fábricas, en las comunidades, los barrios, las escuelas y demás lugares de trabajo y de convivencia.

Convocamos entonces a involucrarnos en este proceso y a movilizarnos en cada lugar camino a Río+20, impulsando campañas e iniciativas de debate y formación, de ampliación de plataformas de estrategia y acción conjunta, de coordinación y apoyo solidario entre las luchas concretas y las demandas aglutinadoras.

 Llamamos a los pueblos y movimientos en lucha contra todas las formas de explotación, depredación y dominación, a unirse con nosotros en una Asamblea permanente de los Pueblos, donde afirmaremos nuestros derechos y los de la Naturaleza frente a la mercantilización de la vida y el “reverdecimiento” del capitalismo, sobre la retórica de la “economía verde”.

A través de los testimonios y el análisis, los intercambios y la solidaridad, la movilización y las acciones concretas, tendrá además el desafío de fortalecer las luchas presentes y convocar a nuevas acciones e iniciativas, generadoras de nuevas plataformas de unidad. En ese sentido, en la Asamblea permanente de los Pueblos, los afectados y afectadas, los verdaderos acreedores de las deudas sociales y financieras, ecológicas y climáticas, democráticas y de género -que a lo largo de su desarrollo viene acumulando el capitalismo, el patriarcado, el imperialismo, el racismo, y el antropocentrismo- tendrán el desafío de contribuir significativamente en la coordinación de nuestros diversos esfuerzos por construir economías y sociedades no capitalistas, justas y equitativas, en armonía entre tod@s y con la Naturaleza, superando el hambre, el empobrecimiento, la explotación y la opresión, acumulando sobre la base de las múltiples luchas en curso y ayudando a prepararnos para confrontar los desafíos estratégicos de los próximos tiempos.

Se realizarán además actividades auto-gestionadas en torno a aspectos vitales del proceso de transformación sistémica y civilizatoria, buscaremos conocer y apoyar directamente las luchas de los pobladores de Río de Janeiro, y de todos los lugares, en sus esfuerzos de sobrevivencia ante la embestido del capitalismo y su cara reverdecida, incluyendo los mega-eventos, los acaparamientos de tierras, los mega-proyectos, los mecanismos llamados de desarrollo limpio y otras tantas siglas y nombres engañosos como REDD, REDD+, biocombustibles, denunciaremos a los responsables, organizaremos acciones directas y también, como corresponde, celebraremos la vida y la esperanza que nacen y se nutren de nuestras luchas y conquistas.

Llamamos a movilizarnos para construir la Cumbre de los Pueblos por justicia social y ambiental contra la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes, y la Asamblea permanentes de los Pueblos, sobre la base de las múltiples luchas en curso, en defensa de la vida, la soberanía -alimentaria, energética, financiera, territorial, política-, la autodeterminación y la igualdad y la defensa de los derechos humanos y de la Naturaleza, analizando los orígenes de la presente crisis y las nuevas modalidades de acumulación capitalista, de colonización y de esclavitud. Unámonos como movimientos, organizaciones y redes sociales para asegurar que Río+20 se convierta en una gran movilización popular que fortalezca las bases locales, regionales y mundiales necesarias para enfrentar la avanzada verde del capitalismo. Río+20 tiene que ser un punto de partida para una sociedad más justa y más solidaria.

4 de diciembre de 2011.

¡L@s esperamos para construir juntos y juntas!

¡La vida no se vende, se defiende!

¡Somos los pueblos los acreedores!

¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!

¡Seguiremos en marcha hasta que tod@s seamos libres!

Alianza de los Pueblos del Sur Acreedores de la Deuda Ecológica- Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe – CADTM Abya Yala Nuestra América- Convergencia de Movimientos de los Pueblos de las Américas – Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo- Grassroots Global Justice – Grito Continental de los Excluidos/as – Jubileo Sur/Américas – Marcha Mundial de las Mujeres – Movimiento Mundial por los Bosques –    Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina- Oilwatch – Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina- Vía Campesina.