Trabajo digno para las trabajadoras del hogar
Devolver la dignidad
El trabajo asalariado del hogar, es la actividad de 137.000 mujeres bolivianas, según datos del Instituto Nacional de Estadística, a las que todavía no se les reconocen sus derechos como trabajadoras.
“Ahora que tengo 85 años yo me pregunto ¿por qué mi mamá me ha regalado cuando tenía cinco? “ Con esa frase me sorprendió doña Angela cuando le pedí que me cuente su vida. Esta mujer aymara, nacida en el altiplano boliviano, paso a paso nos describió su historia que es la misma de cientos de miles de mujeres indígenas que llegaron a las ciudades para trabajar desde muy niñas en las casas de madrinas,, de tías, para cocinar en ollas más grandes que ellas, para lavar cerros de ropa, barrer patios inmensos.
Migrantes del campo a la ciudad se enfrentan a un modo de vida donde no están los campos para sembrar, ni las ovejas que aprendió a pastear. Se habla en otro idioma, el español, todo le indica que su lengua materna ahora ya no tiene valor. Tiene que aprender rápidamente a cocinar y a comer otras verduras, otras frutas, otras salsas.
El trabajo asalariado del hogar, es la actividad de 137.000 mujeres bolivianas, según datos del Instituto Nacional de Estadística, a las que todavía no se les reconocen sus derechos como trabajadoras.
El trabajo asalariado del hogar se realiza en un ámbito privado, lo que hace que las relaciones laborales se desarrollen con reglas poco claras y en un gran número de casos ignorando por completo la legislación existente. Es verdad que en Bolivia la Ley Nº 2450 regula el trabajo asalariado del hogar, también es verdad que esta ley significa un importante avance, sin embargo entraña un gran reto el cumplimiento de la misma por parte de los empleadores.
Por ejemplo según la ley se establecen 10 horas diarias de trabajo efectivo para las que habitan en el hogar donde prestan servicio y 8 horas diarias para las que no habitan en el lugar donde trabajan. Sin embargo datos del INE indican que el promedio de horas es de 15 diarias para las que viven donde trabajan.
El 38 por ciento de las trabajadoras del hogar recibe un ingreso menor al salario mínimo nacional, cuando en Bolivia, nadie debe ganar menos del salario mínimo.
De acuerdo con las estadísticas oficiales del último censo, las trabajadoras del hogar comienzan a ejercer entre los 10 y los 25 años de edad, lo que en la mayoría de los casos significa interrumpir, abandonar o al menos postergar su educación.
La mayoría son migrantes del área rural, lo cual trae aparejada toda la problemática de discriminación y aculturación.
Más del 60% de las mujeres que ejercen como trabajadoras del hogar no tienen hijos, porque es mucho más difícil conseguir un empleo.
El no considerar como un verdadero trabajo al que realizan alrededor de 100 millones de mujeres en el mundo, llevó a la OIT, en junio de 2011 a aprobar el Convenio 189 sobre el “Trabajo digno para las trabajadoras y los trabajadores asalariados del hogar”, que revindica el título de trabajadores para quienes ejercen su trabajo en un hogar ajeno y por ello reciben un salario.
El Director General de la OIT, Juan Somavia al aprobar el Convenio 189 dijo que “por primera vez llevamos el sistema de normas de la OIT a la economía informal y este es un acontecimiento de gran importancia”,
Las nuevas normas de la OIT establecen que los millones de trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo que se ocupan de las familias y los hogares podrán tener los mismos derechos básicos que otros trabajadores, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre los términos y las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva.